martes, 19 de marzo de 2013

Reseña: "Leielui" (Andrea De Carlo)

LEIELUI
Andrea De Carlo (2010)

Sinopsis (traducción propia de la sinopsis hecha por el propio autor): "Leielui es una historia de amor. Se desarrolla durante un verano calurosísimo, entre Milán, la costa de Liguria, el sur de Francia y Vancouver, en Canadá. Ella es Clare Molleto, una americana que vive en Italia desde hace algunos años y trabaja en el call center de una gran compañía aseguradora. Él es Daniel Deserti, autor del best-seller internacional Lo sguardo della lepre ("La mirada de la liebre") y de otras novelas de menor éxito. Un día de lluvia torrencial, él, borracho y en plena crisis creativa, estrella su coche contra aquél en el que viaja ella con su novio. A partir de este hecho potencialmente catastrófico, nace una relación que pasa de la hostilidad a la desconfianza, a la curiosidad, a la atracción incontrolable. Quería contar las razones, las dudas. las contradicciones profundas que una mujer y un hombre de hoy deben afrontar cuando se enamoran de verdad. La apuesta era hablar de ello desde un punto de vista lo más honesto posible, dar a los dos protagonistas, mujer y hombre, el mismo peso. Así, la historia es narrada a capítulos alternos desde los puntos de vista de ella y de él: la perspectiva cambia, cambian las percepciones, los sentimientos en juego, los pensamientos, las preguntas sin respuesta. Creo que para una lectora o un lector será inevitable verse identificado con uno de los dos personajes, y esto puede suscitar en ciertos casos una extraña alternancia entre participación y rabia. A mí me sucedió, con ella y con él." (Andrea De Carlo).

lunes, 18 de marzo de 2013

Relato: Sangre por sangre

Zoe levantó el rostro. Aún podía paladear el metálico sabor en su boca. Su lengua y sus labios estaban cubiertos por la sangre ya seca, de un rojo oscurecido. Estaba saciada pero, aun así, sentía un enorme vacío en su estómago. Levantó la mirada e hizo frente a los escrutadores ojos del ángel, si es que se le podía llamar así, que permanecía allí, quieto, expectante, tranquilo y curioso al tiempo. No entendía nada. No recordaba nada. Quería saber más y sólo había un camino posible.

- Éste era un violador –le dijo el ángel–. De niños. Seguro que su sangre sabe a culpabilidad.
- ¿Has bebido mucha sangre? –le contestó Zoe pasando el dorso de su mano por sus labios, tiñéndolo con un suave rastro bermellón.